Friday, February 19, 2010


18 de septiembre Jaipur

Después de pagar al richao driver la insignificante cantidad de 450 Rupias y despedirnos cruzándonos los emails, empiezo a reflexionar sobre estos aspectos que le dan a la India este color particular. El tipo nos recogió en la estación donde llegamos de Delhi. Sucedió que la persona que destacó por tranquilo en la competición feroz de a ver quien caza el dólar en vez de llevarnos a su vehículo nos metió en el de este otro, así que decir que fuimos nosotros o él los que nos elegimos recíprocamente tal vez es decir demasiado, simplemente pasamos de manos en manos hasta llegar a aquel motocarro en particular, y de camino al centro, a unos 9 kilómetros, se ofreció como guía para los dos días que íbamos a estar en la ciudad por esos 7 euros. Es imposible al principio saber cual es el valor real del dinero, saber que esos 450 rupias es un cuarto de lo que pagará esta persona por el alquiler de su casa descontando tal vez las 100 rupias que le costara el alquiler de el vehiculo, y otros tantos cálculos que seguro se me escapan. De la misma manera es difícil de antemano saber que quiere decir hacer de guía en un país donde el amiguismo, el enchufismo y otros de esos ismos se extienden sin control más allá de las normas y donde uno no se puede mosquear por verse conducido en contra de su voluntad a tiendas o bares donde las comisiones van y vienen a las de las manos de los turistas a las manos de los conductores. Me pregunto si no sería mas fácil, pagarle más al conductor y que este no intentara engañarte?( tal vez de esa manera en vez de pedirte un cuarto del alquiler de su casa te pediría el mes completo, mientras el vendedor, o el cocinero trabajan de sol a sol para compensar los gastos y donde tratan a todos los clientes de la misma manera, al final los conductores son como un yaga en el pie algo que sabes te va a doler a cada paso, la molestia de ser tratado como un monedero con patas, la molestia de tenerte que enfrentarte impotente a la injusticia de la mentira . En conclusión hay que tener paciencia con eso de sentirse estafado, todo el mundo está constantemente haciendo negocios contigo, tú eres la materia prima en los lugares donde se vive del turismo. La única diferencia entre esto y Barcelona es que en casa juegas con la ventaja de dominar el idioma, con lo que te enteras de lo que está pasando, estar perdido en las traducciones es un juego divertido pero tiene este peligro. La cuestión en si va un poco mas allá y puede hacerte reflexionar. El hecho principal, que genera que la gente aquí ni se cuestione el estafarte o no, está inscrito en esferas globales que dictaminan el valor de la unidad básica de intercambio de materiales, o sea el dinero. Se me dice, tu dinero vale más, lo que tu consumes vale más porque tu vales más. Después llegas aquí suena el silbato y empieza el juego… me parece normal, el valor de las cosas en última instancia se basa en lo que tu vecino quiera pagar por eso. Así que a final todos salimos ganando, y todos salimos perdiendo, el que viaja sale ganando porque por la mitad de lo que se gasta en su país para vivir, recorre un país nuevo, viviendo a cuerpo de rey. Ese vivir a cuerpo de rey hace que las personas que te ofrecen esas posibilidad, puedan vivir de algo, muchas veces mucho más dignamente que cualquier otro trabajador, cuya materia prima no sean las cajas sorpresa que somos los turistas. ( lo de las cajas sorpresas viene de que en el fondo ellos no nos distinguen muy claramente, su deseo es que seas una hucha generosa repleta de dinero, te preguntan con los ojos iluminados, eres americano? ¿Ingles ¿¿ Frances tal vez? Muchas veces dices español y te miran como diciendo, y donde esta eso, evidentemente no somos conocidos por el mundo por ir repartiendo billetes, conociéndonos lo comprendo). El caso es que de esta manera ellos salen ganando. Pero a la vez tú estás perdiendo ser considerado como una persona, y no como una hucha, y ellos vivir tranquilos, con dignidad y orgullo.

A mí esto último, me refiero a lo de dignidad al principio me parecía un concepto repleto de connotaciones negativas, algo caducas , cuestionables… pero a medida que pasan los días, veo como el concepto se renueva. Volviendo a un hilo que dejé en el abandono sobre las definiciones de oriente y occidente. Entre otras cosas tal vez occidente es dignidad, la heredada de la aristocracia, la cargada de esas connotaciones casposas, anacrónicas, falsas, en definitiva negativas. La dignidad va unido de la mano del orgullo son sentimientos que se complementan pero más allá de estas hay un ideal. Tal vez este ideal del que la clase media se a apropiado es una mentira, y creer que nos pertenece es una equivocación que impide que nos revelemos contra ese estatus Quo. Pero a la vez ese ideal nos habla de algo en esencia bueno, del espíritu de la ilustración, de la búsqueda de esa verdad que nos hace a los humanos ser tratados como eso, e iguales todos nosotros.

Y es justo en este momento donde te das cuenta que no estás en occidente, que occidente y la aristocracia están lejos, te paseas por la calle y un intocable, pretendiendo jugar a lo mismo que juegan todos, se acerca a ti para pedirte dinero. A la más mínima reacción de repudio, se alzan todos, chillando, y abucheando al intocable, las personas dignas te sacan de las fauces de los despechados desperdicios que son los intocables ( el hecho en si es que muchas veces, sobre todo los niños abandonados, acaban bastante locos, eso de ir arrastrándote por el suelo, mientras todo el mundo te desprecia y te da patadas supongo que no debe ir bien para crecer feliz alegre y querer integrarse aprendiendo el idioma y demás. Así que más de una vez ves a un intocable, que ya no puede ser una persona, a camino entre el animal y el hombre retrocediendo a cada patada que esos seres dignos dan, tan lejos ya de la dignidad y de la humanidad o de algo de lo que sentirse orgulloso. En ese momento estas contemplando como el hombre retrocede patada a patada, y como se desprenden esos ideales esa humanidad, y no puedes comprender fácilmente, no puedes empatizar ni con tus salvadores ni con tus agresores, estas solo)

Asi que tal vez ya han perdido ellos y nosotros nunca nos daremos cuenta de la suerte que tenemos de poder pensar como pensamos, de ser como somos, o al menos de poder elegir como poder ser. En realidad a veces pienso que es como si fueran ciegos, como si todavía les faltase un largo trecho para poder alcanzarnos. Primero será económicamente, y a medida que tengan más tiempo libre empezaran a plantearse en que dedicarlo, lugo vendrá la cultura en el ocio y todo se sucederá como en el juego de piezas de domino de la película V de vendeta y al final el paradigma se vendrá a bajo y todos seremos la misma, digna y orgullosa mierda.

Bueno no hace falta que practicando el onanismo perdamos el hilo. Todos sabemos que lo nuestro no es bueno, pero parece ser que todo el mundo debe necesariamente recorrer el mismo camino para llegar a darse cuenta que se ha equivocado.Quiero decir aunque India hoy dia esta creciendo económicamente como Europa desearía, y la gente solo piensa en trabajo, dinero, bienes materiales con los que sostentar su estatus … con los impediementos que tuvieron nuestros padres, las diferentes religiones que les exigen diferentes cosas que deberasn cumplir para ser aceptado por su comunidad y todo eso. Asi que por ahora está creciendo en la misma dirección a diferentes ritmos, habiendo empezado en diferente momento. Y mientras muchos de nosotros ya nos empezamos a dar cuenta que esto que hacemos está podrido en esencia, en otros partes del mundo siguen embaucados por los placeres y engaños de la superficie. Tiempo al tiempo.

En realidad espero equivocarme profundamente en mis deducciones y en el malentendido de las traducciones estar perdiéndome la esencia India. De manera que en lo profundo de esto que sucede todo sea diferente de cómo me lo imagino. Que su motor rote en el sentido contrario que a pesar del dinero y de lo demás su espiritualidad sea más fuerte y diga de aquí no me sacáis, tenemos que trabajar por la liberación del sufrimiento el recto camino es el del bien, la espiritualidad les alimente y todo eso que desde allí pensamos de aquí. Pero pasan los días y cada vez me doy más cuenta que todo eso es nuestro particular y occidental engaño de la mística religiosa. ( Me vienen a la cabeza las imagines del documental que habla de Osho, de cómo este fue adoptado por decir lo que decía en las esferas hippies americanas, cuando a causa de su mensaje a favor del sexo libre dentro de las reformas que uno debía hacer para liberarse de los sufrimientos del cuerpo fue desterrado de la India, después se compraría los 200 royce royce y todo eso, es un absurdo, y sus seguidores unos necios. Su mensaje aunque sea bueno no vale nada porque quien lo promulga está anclado a lo terrenal, quiero decir proclamar el hedonismo está muy bien, pero no hace falta que lo revistamos de falsa mística, de falso más allá ). Esta es la historia de cómo se descontextualiza una idea, se recorta y se pega en otro lugar donde no tiene nada que ver.

Iré pensando en esto mientras me dirijo al taj mahal, después pagaré 75 veces la entrada de un hindú para ver un montón de mármol blanco, realmente es tan bonito como se ve en las fotos, después te acercas y el mármol y está más sucio y viejo que lo que podías apreciar a 100 metros, pensaras que tal vez es demasiado para ser una tumba. Y más tarde ire a la estación de tren y esperare 5 horas el tren y a seguir disfrutando de esta India que se desplega despegandose a chorretones de la mitificacion que encerraba mi cabeza .

Monday, February 8, 2010

New Delhi III


Paseo por las calles de la ciudad que nos vio aterrizar, en el lugar donde dimos nuestro primer paso del camino. Y la ciudad dantesca donde creía ver el purgatorio en la tierra se ha transformado, en una ciudad hasta cierto punto pintoresca. Por vicisitudes del destino esta segunda vez tiene poco que ver con la otra, hasta tal punto que me contemplo extrañado, como preguntandome... estas seguro, que esto era Delhi?. Paseo solo por el Main Bazzar . Desciendo desde la estación de New Delhi dando un paseo después de haber comido un talhi en una de las carreteras que irradian desde esta. El hecho de haberme desecho de las maletas que me han acompañado toda la mañana, tanto en el consulado como en la oficina de registro, tras tres kilómetros de paseo desde donde me apee del autobus me hace sentir verdaderamente aligerado. Me dejo llevar por la curiosidad y me escurro por una calleja que no hace ni un metro de ancha y que junto con el resto crean un entramado de laberintos desde la principal donde se agolpan las tiendas de dulces, las friterias, los bares que son un fogón y demás. Veo los aparadores y me dejo llamar por los vendedores que prueban en todos los idiomas, pero yo elijo hacerme el ruso. Las calles aunque sucias, a diferencia de lo que recordaba, no están tan atiborradas de desechos, no recuerdo con exactitud pero tengo la certeza de haber estado en calles peores, los olores me resultan conocidos, no tan ofensivos, sino sugerentes, incluso me dejo llevar por mi olfato hasta encontrar el enorme wok de acero donde cuecen la leche todo el día hasta que se convierte en leche condensada, en busca de las pastas que derivan de ello, pastas que a costa de repetición se ha convertido en otra de las cosas que echare de menos a la vuelta. Me dejo guiar por alguien que pretende venderme algo en su oficina de turismo que se esconde por alguna de esas callejas. Siento que no hay ningún peligro. Sus ojos desencajados y conjuntiviticos, son habituales, incluso obligatorios en alguien que vive en esta ciudad. El lugar lo ha desquiciado ( como haría con cualquiera forzado a arrastrar a turistas a su negocio, en busca de algunas rupias , todo el día,todos los días ). Ya de vuelta al hotel ( que me cuesta un quinto en comparación con el que me hospede la ultima vez que estuve ) recuerdo las escenas que no han pasado inadvertidas en el trekking matutino a través de la urbe. De nuevo resuena el concepto de educación y formas y el hecho de que me parezcan mas cuestionables. Siento que aquí la gente es dueña de la calle, me cuesta admitir que realmente lo que me choco en sobremanera esos primeros días, es que la gente actuase de manera tan , por decirlo de alguna manera, familiar, haciendo lo que uno podría hacer en su casa o en la intimidad del lavabo. ( Niños lo que se explica a continuación no intentéis reproducir-lo en las calles de Barcelona si no queréis veros-las con la ley de civismo ... Ay, siempre que lo digo me da la impresión que digo algo extraño en eso de ley y de civismo, ley, norma, restricción para hacer que las personas sean edificios o sea que sean seres civilizados para poder vivir en las ciudades.Que no hacer ciudades que se comporten humanamente, o que se adapte a lo humano el máximo que puedan). Bueno en cualquier caso aqui se nota que la ciudad es humana. Recuerdo a esos que se duchaban en la calle a las ocho de la mañana aprovechando la brecha en la cañeria o una de las muchas fuentes. Mientras en la cola o paseando otros se lavan los dientes. Y yo que siempre he sido amante de meterme el cepillo en la boca y pasearme por casa aprovecho la complicidad cívica y me meto también el cepillo en la boca en el autobus y me siento como en un anuncio de compresas, me parece mentira que antes de meterme el cepillo en la boca me mirasen mas extrañamente, que una vez lo introduje, era como si de repente dejaran de extrañarse, dejaran de verme como algo ajeno y extrano y me aceptaran en lo profundo, mas allá de mi sonrisa espumosa. Y estoy tan sorprendido y alegre que estoy por tragarme la espuma... al final la escupo. Toda esta ausencia de formas me fascinan, el problema es que siguen siendo demasiados en Mumbai eran 21 millones aquí son solo 18,405,858 mas o menos. Con lo que al final el suelo se convierte en un autentico campo de minas, encima en las calles no hay papeleras. Imaginaros unas fiestas de la marce, igual, todos los días. Aunque sobre este particular después de haber viajado me he dado cuenta que no es tan malo como parece, por una parte las vacas de la calle tienen esa función de brigada de limpieza, eso si solo orgánico y el papel, el plástico cada uno quema lo que genera por las noches o muy temprano por las mañanas en hogueras.
Igual que la incineradora del forum pero de manera local... En realidad aun siendo tantos millones todo esta bastante bien, se puede apreciar claramente que la proporción de desperdicios que nosotros generamos con tonterías como las botellas de agua o las latas de coca cola (cosas que ellos no consumen ), es mucho mayor que la de un ciudadano indio. Eso si las hogueras sumergen a la ciudad en una peste sofocante muy desagradable pero bien tampoco vamos a tener a estas alturas el morrito tan fino. Y entre todo ese espectáculo me sorprende encontrarme a Manuela y a mi con las caras de recién llegados, y las pegatinas del aeropuerto aun enganchado a la maleta. Los saludo con la mano, pero no me ven les llamo y sigo haciendo el mono hasta que pasan a mi lado sin percatarse de mi presencia absortos como están en sus sentimientos, no son capaces de ver ni las tiendas y lo que es mas importante ni a mi, ahora que les podría explicar tantas cosas. Pero hay que respetar los ritmos, cada uno tiene que descubrir las cosas por si mismo, es ley de vida. Pero si he de ser sincero creo que les falta un hervor.

Friday, February 5, 2010

New Delhi II


16 de septiembre New Delhi

Bien llegados a ese refugio para el occidental que es la oficina de reserva de billetes planeamos buscar un lugar donde pasar la noche, nos decimos no debe ser tan difícil encontrar un buen lugar, es cuestión de ir a la oficina de turismo y preguntar allí donde alojarnos. Muy bien objetivo fijado, cogemos las bolsas y nos dirigimos envalentonados a la calle. Desde el interior de la oficina de reserva todo se ve muy fácil, la distorsión de las formas que nos recuerdan a las nuestras, las que conocemos y controlamos.

Cuando ponemos los pies en la calle la realidad es otra, evidentemente nuestra cara refleja que todo eso es absolutamente nuevo e inesperado para nosotros, nuestros ojos se detienen juguetones sobre todas las cosas, se nos hace difícil mirar donde ponemos los pies. A los 30 metros de la puerta de la estación de tren, después de atravesar un parking con 200 richaos que se han ofrecido hasta la saciedad a llevarnos donde sea, de manera acuciante, pesada, llegamos a la calle principal, allí se acopla un tipo con aspecto de sight, o sea con turbante prieto, aunque vestido a la occidental. Tejanos, camisa negra. El tipo se pone a caminar a nuestro ritmo, ¿Qué, que tal? – dice- acabáis de llegar? ¿Y qué?, ¿Estáis buscando un lugar para pasar la noche? Lo que tenéis que hacer es ir a la oficina de turismo, yo os llevo, venir, venir. El pavo no me da buena espina, he perdido el control de la situación en menos de 4 minutos, bien por mi, soy incapaz de pensar. El tipo va por delante de mí y me va a acompañar aunque ya le haya dicho que no lo necesito y que se vaya.

El hecho de seguir a una persona, aunque sea como en este caso hace que sientas que has perdido el control. Evidentemente no lo estoy siguiendo, es él el que me está siguiendo cuatro pasos por delante mío, pero es lo mismo, psicológicamente el hecho ya está hecho.

Hay algo en ese tipo que no me despierta ninguna confianza, tal vez porque se presento enseñando un carnet cualquiera donde salía su cara enmarcado en letras indias, podría ser el carnet del badulaque o cualquier cosa. Las personas que intentan recabar la confianza de las otras personas sin que estas se lo pidan no suelen dar buena espina. El caso, es que el tío sigue ahí delante a tres pasos sin que podamos hacer nada. Después de 10 minutos caminando, empezamos a notar lo insoportable del calor, el exceso de estímulos. El espectáculo que nos rodea sigue llamando nuestra atención, con el rabillo del ojo controlo el tipejo. Gente viviendo en la calle haciendo, lo que cualquiera podría hacer en su intimidad, sus necesidades, comer… algunos rebuscan en los pilones de basura, otros están fumando opio en plata, con la cara desfigurada por la adicción, y la demacración de esa mala vida, como si nadie los viera, mientras pasan coches pitando, bicis carro, richao en todas direcciones.

Llego a el equilibrio metaestabla con el entorno, me tranquilizo , difícilmente perderé el control de la situación hasta límites peligrosos (pienso), podemos seguir. Tardo poco en desengañarme, después de meternos en una especie de bulevar lúgubre y solitario, empiezo a sentir que tal vez si que puedo perderlo, primero es una sensación sutil, una desconfianza que podría atribuir a este Indio, calibro las posibilidades de éxito en caso de que peleáramos. Ratifico que he perdido el control cuando veo que otro tipo con mas mala pinta que el primero con cara de turco-cabreado, y que hace dos como yo de ancho nos sigue a distancia prudencial. Vale me empiezo a asustar tal vez si me enfrentara con el primer podría tener alguna posibilidad, pero el tipo salido de una película de James Bone de antaño seguro que es más difícil. Siento que la adrenalina empieza a empaparme, las consecuencias no tardan en surgir, enciendo el piloto automático, cojo a manuela de la mano y doy media vuelta de manera violenta. Dejamos atrás a los dos tipos discutiendo no se qué, mientras a pasos largo desandamos el camino hasta volver a la oficina de reserva de billetes en la estación de tren. El aire acondicionado y el lugar hace que nos relajemos de nuevo.

Es un poquillo triste, me siento defraudado. El primer indio con el que entablo conversación quería algo de mí y no sé que era, seguro que parte del dinero que llevo colgando de la correa por dentro de los calzoncillos. Lo que más me aterra en realidad es haberme comportado como idiota desconfiado. De todos modos siento que la India nos ha vencido, ella 1, nosotros 0. Tal vez la personificamos porque en India te enfrentas a un conjunto de cosas que tiendes a englobar. Esta es la India.

No pasa nada, cogemos la guía, miramos el primer hotel que nos recomienda, y esta vez sí vamos directos al lugar sin dejarnos guiar por nadie, ponemos la cara de mala leche y con paso seguro lo alcanzamos en 5 minutos. En el lugar nos ofrecerán una habitación por cinco veces el precio medio de los lugares donde a partir de ese primer día estaremos, pero aun no sabemos nada de eso, así que nos tendemos en las camas del cuchitril y descansamos, hasta la noche no hay nada de esta gran ciudad que nos llame la atención, deseamos teletransportarnos a las entrañas extrañas pero no abrasivas. Después pensaré que es triste ver como el hombre transforma su entorno en las ciudades hasta convertirlo en algo inhumano e inhumanizante, en un lugar que no pertenece a nuestra naturaleza, o tal vez el hombre es lo contrario de lo que nosotros deseamos ser. No somos seres bondadosos, no estamos hechos para vivir en harmonía, no somos dioses, somos pobres diablos… espero equivocarme.

La modernidad se ha tejido a partir en ese urbanismo, en ese entorno de demasiados seres deseando sobrevivir a pesar de todo, a pesar de todos, pisando todo cuanto crece a su alrededor, realmente eso sucede de manera irremediable cuando hay poco espacio donde crecer, así la densidad de población crece de manera inversamente proporcional a la calidad humana. Pero en el fondo se ve que es un artificio, un paradigma erróneo que a fuerza de propagarse arrasa el lugar donde crece eliminando sus concepciones imponiendo su propia ley. Nosotros que de alguna manera hemos crecido con eso y ya no somos capaces de percibirlo como un artificio, o no como un artificio diferente de otro. Ya vendrá el momento en el que chocado por las diferencias de las ciudades y de los pueblos. De la transformación de esa misma gente en esos dos estados antagónicos, despertara en mi más claramente ese sentimiento. Pero eso ya será mañana, en el camino. Tenemos quince días antes de llegar a Goa, queremos ver algo del norte y tenemos que comprarnos unas bicicletas.

Wednesday, February 3, 2010

De lavabos y cocinas.



Para los ojos del occidental, acostumbrado a ese tratado tácito en las formas y las costumbres, la india es un lugar curioso en múltiples aspectos. Hasta el punto de que uno puede jugar a ver que es lo que se encuentra a su siguiente paso, siendo posible hacer una apuesta en el fuero interno para regocijarse de la increíble diferencia de lo imaginado al encontrarse con la realidad. Desde los medios de transporte, hasta las relaciones sociales, desde donde se come hasta donde se caga.
De esas costumbres que damos como por sentadas, sin valorarlas, y de las que no es difícil sorprenderse las arriba indicadas o sea el comer y el cagar pueden enredarse en un laberinto inusitado, que va más allá de toda preconcepción.
El descubrimiento del doble filo del picante no deja de sorprenderme en un principio decía el cansancio y el picante son acumulativos, al principio no te das cuenta pero al final son insoportables, lo que sucede es que a la vez que sucede eso tu cuerpo, sin tu saberlo, va creando una adicción a eso a lo que en principio se oponía hasta el punto de necesitarlo para sentir que eso que comes es comida. Así que pese que al principio rehuía a estas mezclas ultra picantes porque sí, nuestro cuerpo definitivamente se ha acostumbrando, hasta el punto de echarlo en falta. Ni más ni menos como la sal.
Esos días que pasamos en Goa tomando piñas coladas al sol, teníamos cocina e intentábamos comer siempre que podíamos en casa, menuda sorpresa cuando nos dimos cuenta que nos faltaba variedad de picantes para satisfacer nuestro apetito secreto, nos dimos cuenta cuando mirándonos a los ojos nos pasábamos el pote de pimienta verde, en nuestros ojos se reflejaba el ávido deseo, era evidente. La pimienta a diferencia de la sal se puede distinguir sobre el plato de arroz así que a falta de otro picante, alguno rojo, no se chili o algo más fuerte, cubrimos nuestros platos con polvos negros con claros síntomas de abstinencia. Cosas que pasan.
Y después de comer toca cagar. Los que ya han entrado en contacto con el retrete oriental, sabrá a lo que me refiero. Ese agujero al que has de acercar tu nariz más de lo deseado ya que has de sentarte de cluquillas, son el claro ejemplo de una diferente manera de enfocar una cosa, que a copia de repetición muchos creemos solo se puede hacer de una manera, sin tan siquiera planteártelo, supongo que todos más o menos somos un poco puritanos a la hora de cagar, y que más de uno elige un lugar en especial en el que encontrar el confort que necesita. El estado absolutamente inverso de ese confort es el lugar donde ponerte de cuclillas, el olor de donde han meado y cagado aproximadamente medio millón de indios desde la última vez que se limpió no es precisamente reconfortante, el olor a desecho humano y a amoniaco destilado, aunque no lo parezca, es un buen escenario para plantearte algunas dicotomías.
El elemento que falta en esta historia y trinidad son los bares o restaurantes o bueno en realidad a muchos no se los puede llamar así… quiero decir nosotros estamos acostumbrados al típico bar Manolo. Bar de tochos, con cristalera donde asoman las diferentes tapas del día ( o de la semana ) encima de su barra, el olor a comida, su tele alta, o a la versión más de lujo con metre vestido de esmoquin y tal, claro cuando llegas a un recinto que son cuatro chapas con techo de caña y un fogón, donde te invitan a descalzarte sobre el suelo sin cementar te sientes un poco desorientado, cada uno de los elementos por separado es razón suficiente y sobrante para sentirse desorientado, hablas en ingles con un indio con un acento un tanto peculiar, y mientras buscas en tu cabeza una frase olvidada, no se por ejemplo donde esta el comedor, sientes el frio y la humedad de la tierra en tus pies, mientras clavas tus ojos arriba a la derecha ( haciendo amen de recordar ) y tal vez tus ojos se topan con el santuario particular, las pegatinas de Ganesh, al lado del crucifijo de lucecitas, te dices la cocina será multireligiosa, el siguiente eslabón lógico es negarse a pensar que eso es un bar, o pensar en el confort de tus calcetines que dejas debajo del Cristo. Bueno, no pasa nada tenemos mundo a las espaldas, de hecho tampoco es mucho más diferente que un chiringuito de playa o uno de fiesta mayor.
Pues bien. La cosa se complica cuando se mezclar todos los elementos que nos ocupan, o sea los bares extraños de comida picante y los lavabos orientales.
Bueno en los bares de chapa y caña tampoco hay nada que no te puedas esperar hay un agujero sin más, el agua la coges de un cubo y ya … si tiene lavabo que en la mayoría de sitios no lo tienen, más de una vez tienes que buscarte la vida e iniciar una excursión por medio pueblo en busca de un lugar donde acluquillarte. En el mejor de los casos, en los restaurantes con lavabo, es decir en los que ya tiene cierto nivel te encaminas a fondo a mano derecha y te encuentras un rincón oscuro, el picante o tal vez las condiciones antihigiénicas del lugar donde cenaste el día anterior, hacen que andes apresurado , y le preguntas al camarero, bueno miento. En realidad en india al haber tanta gente los oficios están especializados hasta un nivel cuántico. En el mercado esta la de la caja, el que mete las cosas en bolsas y por detrás a la salida el que pasa la visa. O en los autobuses no es extraño ver el revisor, el que abre y cierra las puertas silbándole al conductor cuando pararse y cuando arrancar y el conductor. En el bar, sobre todo en los de lujo hay el de la caja el que toma nota de las mesas de la derecha, el de la izquierda, el que recoge las migas y la suciedad, el que recoge los platos, el que los pone, el que hace el pan, el que hace el curry, tal vez en el servicio son 15, sin exagerar. Así que le dices al primero que pasa. Oye amigo donde esta el servicio, y te dice que para llegar a este tendrás que cruzar la cocina, girar la primera a la derecha, donde hacen el chapati a la izquierda subir las escaleras y en la terraza lo encontraras.( me a pasado mas de tres veces ) Pasas la cocina como un suspiro, a causa de los retortijones, te miran con la sonrisa en la cara, ellos saben que los occidentales somos propensos a cruzar sus cocinas al trote, el 75 por ciento sufrirán problemas gástricos al venir a la India. Corriendo llegas a ese mítico agujero. Cuando te sientas gracias a que bastantes veces este no tiene luz, ahí de oscuras de cluquillas empiezas a recapitular ( eso solo si quieres estropearte la comida ). Volver a pasear por la cocina sucia como uno no puede imaginarse. El personal de cocina mas sucio todavía que la cocina, te preguntas no tendrá a caso una negocio clandestino en el interior de la cocina, reparando vehículos robados para venderlos de nuevo, o algo así. Lo malo es que no, simplemente el que hace el pan tiene las manos sucias como un mecánico, con la particularidad, que tal vez el mecánico no se lava el culo con las manos después de cagar. La camiseta es el mono de trabajo cuando se va a dormir a la terraza la deja colgada de un gancho en la cocina y no pasa nada.
Después, ahí en la oscuridad empiezas a ligar cabos entiendes tu desenfreno digestivo y el alivio es doble, ya se te habían pasado por la cabeza mil ideas de hipocondriaco, pero no es eso, es solo que todas las cocinas son como esta o peor no me quiero imaginar cuando lavaron por ultima vez la cocina del bar de chapa… Pero de verdad ya lo dije uno se acostumbra a todo, y realmente las cagarrinas tampoco son tan malas. A mi, que a veces me de por atormentarme con esas cuentas que se disparan automáticas en los ratos de aburrimiento, tal vez al volante, o tal vez al sentarme en la taza del wáter. Empiezo a calcular el tiempo medio que gastare haciendo cierta actividad a lo largo de mi vida. Así que voy a cagar y empiezo en esa intimidad reconfortante a pensar en ese absurdo en particular, me pasare sentado en un retrete haciendo lo que se debe una media de 4 minutos, 365 días al año ( a veces dos veces al día así que todo se tendrá que multiplicar por dos ) por 80 años de media, dividido entre 60 minutos la hora y entre 24 horas el día más menos el error.
Y horror, puede que me pase sentado en la taza una media de un año entero. O sea ya no viviré 80 pongamos por caso, sino 79 porque uno lo pasare cagando, menos el tiempo que pasare comiendo, cocinando, ( ya no cuento el que pasare trabajando porque tampoco me quiero deprimir) pero al final resulta que viviré tal vez treinta años, si cuento el comer, el yacer, y otras acciones gratificantes como tiempo vivido.
El caso es que desde que estoy aquí como no paso ni 20 segundos de cluquillas, me ahorro una cadena de pensamientos absurdos. Además en esos pocos segundos de deposición estoy en estado de trance flashback, paseándome por los rincones sucios de la cocina por donde he pasado corriendo. Así que todo se hace mas llevable. Si existe la felicidad, tal vez se esconde en lo profundo de un lavabo Indio, y yo ingenuo de mi la buscaba en mi interior.