Monday, February 8, 2010

New Delhi III


Paseo por las calles de la ciudad que nos vio aterrizar, en el lugar donde dimos nuestro primer paso del camino. Y la ciudad dantesca donde creía ver el purgatorio en la tierra se ha transformado, en una ciudad hasta cierto punto pintoresca. Por vicisitudes del destino esta segunda vez tiene poco que ver con la otra, hasta tal punto que me contemplo extrañado, como preguntandome... estas seguro, que esto era Delhi?. Paseo solo por el Main Bazzar . Desciendo desde la estación de New Delhi dando un paseo después de haber comido un talhi en una de las carreteras que irradian desde esta. El hecho de haberme desecho de las maletas que me han acompañado toda la mañana, tanto en el consulado como en la oficina de registro, tras tres kilómetros de paseo desde donde me apee del autobus me hace sentir verdaderamente aligerado. Me dejo llevar por la curiosidad y me escurro por una calleja que no hace ni un metro de ancha y que junto con el resto crean un entramado de laberintos desde la principal donde se agolpan las tiendas de dulces, las friterias, los bares que son un fogón y demás. Veo los aparadores y me dejo llamar por los vendedores que prueban en todos los idiomas, pero yo elijo hacerme el ruso. Las calles aunque sucias, a diferencia de lo que recordaba, no están tan atiborradas de desechos, no recuerdo con exactitud pero tengo la certeza de haber estado en calles peores, los olores me resultan conocidos, no tan ofensivos, sino sugerentes, incluso me dejo llevar por mi olfato hasta encontrar el enorme wok de acero donde cuecen la leche todo el día hasta que se convierte en leche condensada, en busca de las pastas que derivan de ello, pastas que a costa de repetición se ha convertido en otra de las cosas que echare de menos a la vuelta. Me dejo guiar por alguien que pretende venderme algo en su oficina de turismo que se esconde por alguna de esas callejas. Siento que no hay ningún peligro. Sus ojos desencajados y conjuntiviticos, son habituales, incluso obligatorios en alguien que vive en esta ciudad. El lugar lo ha desquiciado ( como haría con cualquiera forzado a arrastrar a turistas a su negocio, en busca de algunas rupias , todo el día,todos los días ). Ya de vuelta al hotel ( que me cuesta un quinto en comparación con el que me hospede la ultima vez que estuve ) recuerdo las escenas que no han pasado inadvertidas en el trekking matutino a través de la urbe. De nuevo resuena el concepto de educación y formas y el hecho de que me parezcan mas cuestionables. Siento que aquí la gente es dueña de la calle, me cuesta admitir que realmente lo que me choco en sobremanera esos primeros días, es que la gente actuase de manera tan , por decirlo de alguna manera, familiar, haciendo lo que uno podría hacer en su casa o en la intimidad del lavabo. ( Niños lo que se explica a continuación no intentéis reproducir-lo en las calles de Barcelona si no queréis veros-las con la ley de civismo ... Ay, siempre que lo digo me da la impresión que digo algo extraño en eso de ley y de civismo, ley, norma, restricción para hacer que las personas sean edificios o sea que sean seres civilizados para poder vivir en las ciudades.Que no hacer ciudades que se comporten humanamente, o que se adapte a lo humano el máximo que puedan). Bueno en cualquier caso aqui se nota que la ciudad es humana. Recuerdo a esos que se duchaban en la calle a las ocho de la mañana aprovechando la brecha en la cañeria o una de las muchas fuentes. Mientras en la cola o paseando otros se lavan los dientes. Y yo que siempre he sido amante de meterme el cepillo en la boca y pasearme por casa aprovecho la complicidad cívica y me meto también el cepillo en la boca en el autobus y me siento como en un anuncio de compresas, me parece mentira que antes de meterme el cepillo en la boca me mirasen mas extrañamente, que una vez lo introduje, era como si de repente dejaran de extrañarse, dejaran de verme como algo ajeno y extrano y me aceptaran en lo profundo, mas allá de mi sonrisa espumosa. Y estoy tan sorprendido y alegre que estoy por tragarme la espuma... al final la escupo. Toda esta ausencia de formas me fascinan, el problema es que siguen siendo demasiados en Mumbai eran 21 millones aquí son solo 18,405,858 mas o menos. Con lo que al final el suelo se convierte en un autentico campo de minas, encima en las calles no hay papeleras. Imaginaros unas fiestas de la marce, igual, todos los días. Aunque sobre este particular después de haber viajado me he dado cuenta que no es tan malo como parece, por una parte las vacas de la calle tienen esa función de brigada de limpieza, eso si solo orgánico y el papel, el plástico cada uno quema lo que genera por las noches o muy temprano por las mañanas en hogueras.
Igual que la incineradora del forum pero de manera local... En realidad aun siendo tantos millones todo esta bastante bien, se puede apreciar claramente que la proporción de desperdicios que nosotros generamos con tonterías como las botellas de agua o las latas de coca cola (cosas que ellos no consumen ), es mucho mayor que la de un ciudadano indio. Eso si las hogueras sumergen a la ciudad en una peste sofocante muy desagradable pero bien tampoco vamos a tener a estas alturas el morrito tan fino. Y entre todo ese espectáculo me sorprende encontrarme a Manuela y a mi con las caras de recién llegados, y las pegatinas del aeropuerto aun enganchado a la maleta. Los saludo con la mano, pero no me ven les llamo y sigo haciendo el mono hasta que pasan a mi lado sin percatarse de mi presencia absortos como están en sus sentimientos, no son capaces de ver ni las tiendas y lo que es mas importante ni a mi, ahora que les podría explicar tantas cosas. Pero hay que respetar los ritmos, cada uno tiene que descubrir las cosas por si mismo, es ley de vida. Pero si he de ser sincero creo que les falta un hervor.

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